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El blog es de contenido adulto, eso no significa que no haya obras para todos los públicos, que las hay. Pero en su mayoría es más fácil encontrarse con algo que sea adulto. Para ello está el apartado de "ETIQUETAS" en las que el blog se divide dependiendo de la temática de lo publicado. Es tan sencillo como que: si no te gusta algo no te maltrates a ti mismo y no lo leas. Todo comentario fuera de sitio, de mal gusto o contra mi persona será eliminado sin aviso previo.

viernes, 30 de abril de 2010

Querido Diario...


Y… esa mirada, aquellos ojos, negros, como la noche, como el cielo sin luna y sin estrellas, como cuando te has perdido… Como, cuando sientes que estás solo…

Aquella mirada me intimidaba más que nada en el mundo y sin embargo… lo amaba demasiado para apartar mis ojos, para cerrarlos, para darme media vuelta e irme… Pero no podía moverme, esos ojos me había paralizado completamente. Estábamos uno enfrente del otro mirándonos… sentía que analizaba todo lo que pensaba, cualquier cosa que pasase por i mente, que cualquier gesto iba a descubrir lo nerviosa que me sentía en aquella situación.

Por un momento, no sé cuanto tiempo pasó exactamente, me dispuse a salir corriendo de allí, escapar de esos ojos, si sin embargo fue un golpe con una mochila de alguien que pasaba por allí lo que hizo que acabara abrazada a su regazo… Él me agarró firmemente para evitar que me cayera, oí como su corazón latía tranquilo, como si no estuviera pasando nada, y notaba como el mío por el contrario parecía que iba a explotar. Y sin embargo estaba allí, me giré para ver quien me había empujado, estaba disculpándose, lo miré con una sonrisa, y se fue…

-¿Estás bien?- su voz era aún más impactante y atrayente que sus ojos, una voz suave, pero grave… melodiosa y a la vez amenazante.

-Sí…- dije tímidamente. Me giré de nuevo hacia él y antes de mirarlo a los ojos, cogí bien fuerte mi cartera y me fui…

-¿Ya te vas? Tenemos que hacer el trabajo de literatura, es más… Aún queda una clase…

Me detuve en seco… iba a irme, pero no iba a irme son terminar las clases, sin embargo la clase estaba en sentido contrario a dónde iba. Estaba confusa, no era una situación normal, ese chico tenía un poder sobre humano para mí, sus ojos… esas ojos no me los sacaba de la cabeza desde el primer día…

-¿Vamos a clase?- me preguntó. Sabía que tenía esa sonrisa en la cara, sólo por la manera en que mencionó esa pregunta, estaba sonriendo… Otra vez aquella voz me había controlado, había hecho que me parara en seco, que me replantease a dónde iba… Y ahora… él sabía que cómo otras veces le acompañaría a la clase y nos sentaríamos juntos. Me giré cabizbajo reteniendo mis lágrimas de impotencia, y nos pusimos camino a clase.

Lo amaba con toda mi alma.

Cuando llegamos a clase, nos sentamos por el final, como siempre, aquella clase era muy interesante y había bastante gente, incluso en la última fila se escuchaba bien al profesor para coger apuntes. Como siempre ambos prestábamos atención, como siempre, las chicas de clase se acercaban en el descanso para preguntarle alguna tontería, como siempre al final de la clase él se quedaba hablando con aquellas chicas mientras yo me despedía son respuesta y me alejaba hacia la salida para volver a casa.

Mientras estaba pensando en por qué no se daba cuenta que aquellas chocas sólo querían presumir de que habían hablado con él y ser más populares, oí mi nombre en una voz familiar, tardé unos segundos en tras oír por segunda vez mi nombre girarme hacia la voz y ver a una vieja amiga.

Estuvimos hablando durante algunos minutos, ella se marchó con un compañero y o retomé mi rumbo hacia el autobús para volver… Después… pensé que yo era más estúpida todavía por pensar esas cosas… A mí no me debería importar si le hacían daño, no debía importarme que fuera popular… Pero me odiaba por que sabía que sí me importaba que le hicieran daño, era el chico de intercambio, se iría al terminar el curso. ¿Por qué él? ¿Por qué alguien que viene de otra parte del mundo…? ¿Por qué era yo la que se tenía que encargar de que todo fuera bien…?

-Maldita sea…- di media vuelta, acelerado el ritmo de dirigí de nuevo a clase, lo encontré a mitad del segundo piso. Crucé la mirada de nuevo con aquellos ojos, noté como me enrojecía cuando el me nombró preguntándome que hacía allí.

Aparté la mirada, lo único que pude decir fue un “Vamos” que sonó más a culpabilidad que a orden. Sé que sonrió de nuevo y continuó bajando las escaleras tras de mí, llegamos a la parada del bus y ambos llegamos a mi casa.

-¿Por qué has vuelto a por mí? Normalmente me esperas en la parada…-

¿Por qué demonios tenía que aparecer por la espalda dándome un susto de muerte, haciendo que casi me atragante con la comida y, para colmo, hablarme tan cerca del oído? Me puso muy nerviosa, Volvía sonrojarme, y no se conformó con eso, se sentó a mi lado y no se movió hasta que le dije una respuesta. Tenía la sensación que conocía el efecto de sus ojos en mí…

Como lo odiaba…

-Eres el chico de intercambio… Estas a nuestro cargo… dentro de la universidad…- No sabía como seguir.- esto… ya sabes… y no quiero… No pedo dejar que te pierd…- Maldita sea, estaba totalmente roja, sentía que cualquier cosa que le dijera acabaría delatándome.

-¿Acaso… no quieres que vaya con las demás chicas de clase?- preguntó

-Las de más chicas de clase solo te quieren para ser populares… parece mentira que tengan 20 años…

-No me gustan las mujeres mayores que yo…

-¿Y eso a qué viene?- dime mientras terminaba el plato y lo ponía en el lavavajillas.

Cuando lo miré de nuevo… hundiéndome en aquellos ojos, adentrándome en una cueva sin salida dónde, por descontado, iba a perderme, sin rumbo, perdida en sus ojos… Lo único que consiguió sacarme de aquel éxtasis en el que me hallaba fue el que se acercara tanto a mí mientras yo totalmente sorprendida me vi encerrada entre la nevera y sus cuerpo mientras me besaba.

viernes, 16 de abril de 2010

Aprecia lo que tienes

Aprecia lo que tienes antes de que sea tarde
porque se que el tiempo escapa
y hasta es capaz de olvidarte
puede que pierdas algo,
que te quieres por orgullo algo que ahora
ya no es de nadie pero que antes era tuyo
y todo puedes perder solo, por una estupidez
y tu tormento pensara en aquella vez,
en un tal vez en que...
por una tontería, se fue a tomar por culo
aquello que tu mas querías


Ani, estaba de nuevo allí, mirando a aquel niño solitario, como todos los días estaba allí, jugando solo con su arena… ¿Por qué nadie lo querría…? Él era lindo, ¿Por qué la gente lo temía? Aquel día Ani, desobedeciendo la orden de sus padres se acercó a él, se agachó y le preguntó que si podía jugar con él. Ese niño levantó la mirada, la miró, era muy linda y dulce…

-¿No me tienes miedo…?

-Miedo? Por qué?- Ani le sonreía y poniendo suavemente la mano en su montaña de arena le preguntaba que qué intentaba hacer.

-… Una familia…- La madre de Ani se apresuró a acogerla de la mano rompiendo lo poco que Gaara había hecho y se la llevó de la mano, Gaara se quedó llorando. Mientras Ani… intentando por todas las formas soltarse y pedirle perdón… quería volver a hablar con él…

Guarda un parecido al comportamiento
de los niños pequeños
como cuando por el echo de quitarle un juguete
quiere tenerlo y se da cuenta de lo que eso significa,
perder y retroceder se escriben en la misma línea


Mientras se iba, unos niños se volvieron a acercar a él y pisaron su montón de arena, imponiendo que ahora esa suyo, eran niños mayores que los dos, sin embargo… Gaara estaba muy enfadado, y cuando él se enfadaba… todo el mundo salía corriendo, le tenían miedo, aquellos niños lo enfadaron mucho, le tiraban arena, lo empujaron y después se fueron corriendo. Ani se soltó y corrió para calmar a Gaara, sin embargo… él involuntariamente la empujó y la tiró al suelo, Gaara se calmó al oírla llorar y fue a ayudarla pidiéndole perdón, ella se disculpó y corrió de nuevo con su madre a casa… Gaara quería seguirla, pero su madre también fue a buscarla y volvieron a casa.

Valorar cada detalle por muy pequeño que sea
aprovecha el tiempo viene intenta evitar las peleas
a veces por miedo a una perdidas la gente cambia,
pero no sirve de nada cuando un recuerdo se va
y entonces vives muerto con la conciencia vacía
y ya es tarde para intentar creer
“la culpa no fue mía”


-¿Qué has hecho hoy Gaara?- le preguntó su madre…

-Conocí a una niña que quería jugar conmigo… pero, aparecieron otros niños y me enfadé por que me molestaron y luego… la empujé a ella… y…

-¿Le hiciste daño?

-No! Quise ayudarla a levantarla, pero… me pidió perdón y se fue corriendo… yo… yo quería decirle que lo siento, yo no quería empujarla… mamá…

-¿Quién es… Lo sabes, sabes como se llama?- Gaara bajó la mirada algo pensativo, pero no la conocía, no iba a la escuela con él, no sabía nada de ella… Miró a su madre de nuevo y negó con la cabeza…

-Mañana si al ves debes disculparte Gaara…

-Pero… su madre se la llevó … No querrá verme más… La culpa fue de ellos por enfadarme…- Gaara se sentía muy mal… ¿Por qué esa niña si quería jugar con él? Desde luego lo agradecía mucho…

-No te preocupes… Mañana habla con ella…


Hay que pensar muy bien en todo antes de actuar,
arrepentirse significa tardar en rectificar
morirá ese sentimiento que corría por tu sangre,
quedará libre el corazón que mantenías
preso en tus rejas de alambre
quién sabe, puede que lo eches de menos
y que ya no exista cura,
tan solo un dulce veneno


Aquel día, Ani estaba jugando con sus compañeras de clase… Estaba muy bonita, muy alegre… Seguro que no querría saber nada de él, es más… seguro que no se acordaba ya de lo de ayer… Gaara continuaba sólo, medio escondido observándola atentamente, entonces de repente alguien volvió a golpearle, esta vez con un pelota en la espalda, se giró y cogió la pelota, miró a los chicos… corrió para devolvérsela, pero… Por cada paso que él avanzaba, ellos retrocedían. Dejó caer el balón y se fue corriendo de allí… Ani había visto aquella situación, se entristeció cuando lo vio correr, pero… recordó las palabras de su madre, “Si te vuelvo a ver con él no volverás a salir nunca…” Cuanto dolor causó esas palabras en Ani. Entonces, sacándola de sus pensamientos, sus amigas la empujaron para que se fuera con ellas a otro sitio, iban a casa de una de ellas a seguro jugando.


No dejes escapar lo que puedes perder,
aprecia lo que tienes antes de que sea tarde joder
no supiste valorar lo que tuviste
has de saber, si no hubieses hecho el idiota
todo seria igual que ayer


Gaara se lamentaba y se maldecía a sí mismo por no haber tenido el valor de ir hasta dónde estaba ella y decirle un simple “lo siento”, estaba avergonzado de no ser lo suficientemente fuerte como para ir a dónde ella estaba en vez de quedarse quieto y escondido observándola, pero ella era tan linda… Sentía podría quedarse mirándola todo el día.

Pero de golpe le atacó la imagen de haber llegado hasta ella y de pedirle perdón… Sus amigas estaban asustadas, y la agarraban para que no se acercara a ella, posiblemente ella también se habría asustado… Él no quería comportarse así con ella… él, él solo quería pedir una disculpa… El sol volvía a caer y Gaara resentido llegó a casa. Pero su madre… su madre estaba muerta, la ira se apoderó de él de nuevo, y mató al hombre que había hecho aquello… su tío… Gaara se sumió en la más soledad de este mundo, sin nadie a su lado… sin Nada…


Y si algún día volvieras a conseguir lo que perdiste,
nada seria igual por no valorar lo que antes tuviste
la confianza ya ni existiría,
os cansaríais con facilidad
y la felicidad se extinguiría
intentarías evadirte apoyándote en los demás,
sonreirás y a solas solo lagrimas derramarás
pensaras en un principio en que todo era tan distinto,
en lo bonito se extinguía en el silencio de tu olvid
o


Gaara consiguió tener una nueva familia… basada solo es sus hermanos Temari y Kankuro, no eran sus hermanos, solo alguien que se ocupaba de él, pero eso no sirvió de nada, la soledad se fue apoderando de su corazón, la tristeza y las ganas de desparecer del mundo se aferraron en su pensamiento y no lo abandonaban por nada, Gaara estaba solo, a pesar de estar rodeado de gente…

Incluso ellos lo temían, sus hermanos, ni siquiera ellos se fiaban mucho de él, pero era su hermano y aún que era muy fácil hacerlo enfadar, ambos le prometieron cuidar de él y protegerlo, pues Gaara era el pequeño de los tres.

Ahora te preguntas el porque, porque lo hiciste
dejaste escapar algo que ahora
es lo que te hace estar triste
no te entiendes, te arrepientes, sientes que te mueres
en un intento violento de intentar retroceder
es el fracaso de otro libro escrito
por una alma en pena que yace sola en silencio
ataca por diez mil cadenas
te miras las penas pero, de que serviría
no te aliviaría el alma ese acto de cobardía


Pasaron los años, Gaara tenía 12 años, Kankuro había cumplido los 14 y Temari, siendo la mayor, los 15. Un día, mientras sus hermanos entrenaban para los exámenes a chunin, el decidió irse, a fin de cuentas… él, no necesitaba entrenamiento… era frío y calculador, mataría sin pensárselo a aquel que se pusiera por delante, fuese quien fuese. Sin embargo, una punzada lo hizo parar en seco cuando oyó de lejos aquella voz, era ella, aquella niña estaba a punto de terminar la academia y convertirse en gennin… estaba con las demás chicas en el invernadero mirando algunas flores, sus clases se habían acabado, Gaara se acordó de ella cuando volvió a sonreír. Era aquella niña que hacía tiempo… Gaara se giró y cambió su rumbo.

Ella, que le pareció ver algo, vio cómo él se giraba y se iba, estuvo a punto de gritar su nombre… pero… ¿Acaso se acordaría de ella…?

Todo lo tenias nada es lo que tienes por tu culpa,
lo que te quería se diría que eres una...
y mueres en un lago de silencio,
en un lago eterno las lagrimas ardientes
como el fuego del infierno


Gaara no podía quitarse de la cabeza a esa niña… 6 años hacía que no la veía y seguía haciendo el mismo efecto, esas ganas de pedirle perdón, de volver a verla, de volver a jugar con ella, Garra se hundía el solo en sí mismo, se sentía despreciable, alguien lleno de odio y con deseos de matar a quien se lo dijera… Pero todo era cierto, era un monstruo, ¿y qué? Siempre había estado solo, no necesitaba a nadie que le hiciera compañía, él y su soledad eran lo suficiente para hacerle sentir lo que él quería… ¿Pero cuál era su meta… qué era lo que él quería…?

-Sólo quiero… descubrir por qué estoy aquí, por qué sigo vivo… ¿Cuál es mi razón de ser…?- Gaara hablaba para él mismo como muchas otras veces…

Ani, escondida entre algunas rocas lo miraba y se seguía compadeciendo de él, se sentía mal, ella quería volver a hablarle… pero… Seguro que ya no se acordaba de ella.


Debes ser tierno vivir con ese enorme dolor,
te haces polvo poco a poco se va la palabra amor
pero son decisiones, asume intenta olvidar a veces
querer no es poder, cuando se llega tarde


Gaara ignoraba que Ani le hacercaba por la espalda, desde lejos lo saludó y él ya estaba a la defensiva.

-¿Qué quieres…?- dijo él

-No te acuerdas de mí… ¿verdad…?- Ani bajó la mirada y se paró en seco…- Ya sabía que no debía haber venido... yo…

-Me acuerdo de ti… Eres esa niña que me preguntó si podía jugar conmigo, después te empuje y te fuiste…

-Sí… -dijo ella algo extrañada y contenta, pues sabía quien era…

-¿Cómo te llamas?- le preguntó

-Ani… todos me llaman Ani.- Gaara continuó en silencio, debatiéndose en sí mismo si decirle aquellas palabras o callarse, si luchar contra la soledad… o simplemente olvidarse de todo…- Yo… debo irme… lo siento…- Pero aquel lo siento no era para aquel momento, si no por que ella pensaba que tenía la culpa de que la hubiese empujado… salió corriendo y se apresuró a reunirse con las demás.


No dejes escapar lo que puedes perder,
aprecia lo que tienes antes de que sea tarde joder
no supiste valorar lo que tuviste
has de saber, si no hubieses hecho el idiota
todo seria igual que ayer


-Espera!...- Pero ya era tarde, Ani no paró de correr hasta desaparecer de la vista de Gaara, mientras seguía pensando en todo lo que había pasado y lo que pasó ella no dasaparecía de su mente, mientras que eso mismo lo frustraba por que no podía olvidarse de ella, al menos ahora sabía cual era el nombre de aquella niña.

-Gaara te estábamos buscando- dijo Temari

-Sí, si te vas al menos avisa- continuó Kankuro

-Dejadme en paz…- Gaara estaba confuso, lo que hacía que se enfureciera inconscientemente, y eso también le seguía molestando.

-Gaara… volvamos a casa, ya es tarde…-


Y es que tu vida se va frente a tus ojos
los recuerdos en fotos son solo corazones rotos,
tu cabeza esta confusa
pero pasa el tiempo y aprendes
a cargar el peso del remordimiento
con el sufrimiento de llevar un sentimiento
gordo con el arrepentimiento
que ocultas con esfuerzo en tu cuerpo

Durante los siguientes días, Gaara solo pudo recordar aquellos duros momentos de su infancia, todo, cualquier sonrisa de Temari, algunos gestos de Kankuro, todo le recordaba al pasado que durante tanto tiempo había querido olvidar.

Cuando, por alguna casualidad se cruzaba con Ani… esta lo miraba y volvía a dedicar una de esas sonrisas que lo abrumaban y lo colmaban, a la vez que después le hacían perder el control y enfadarse consigo mismo, Gaara la seguía mirando de vez en cuando a escondidas mientras jugaba y entrenaba con sus compañeras… Pasó el examen chunnin y tres años más tarde, Gaara se había convertido en Kazekage; Ani, era una Genin bastante fuerte a punto de presentarse a los exámenes.

Pero tienes que ser fuerte
piensa, que de los errores se aprende,
que es algo que le ocurre alguna vez a todo el mundo
aunque recuerda que una relación es cosa de dos no de uno
conocer gente no es suficiente,
engáñate, fije, y quieres olvidar
pero el recuerdo no se extingue
el alma ya no sirve sigue enfadada contigo,
el corazón ya no te guía ya no quiere ser tu amigo
tu cabeza esta confusa lucha por seguir adelante,
es como un túnel de dos cruces sin luces cerca de tu alcance


Gaara le había dado misiones, algunas de ellas de rango C y alguna de rango B, sabía sus cualidades, cuanto más pasaba el tiempo más hermosa se hacía…era vivaz y siempre dispuesta a ayudar a la villa, sus misiones eran una aventura, animaba al grupo entero con sus sonrisas y sus ánimos colmaban la sala cada vez que reciban alguna misión. Esta misión era difícil, pero eran el único grupo que tenían posibilidad de conseguirla.

Ani había resultado herida, su sensei lo reportó al kazekage, a pesar de que no eran muy graves Ani necesitaría reposo para recuperarse. Y en una escapada, Gaara se pasó por el hospital para hacerle una visita. No se sorprendió mucho al ver allí a su compañero cuidándola, mientras el otro le hacía compañía a ambos. Un verdadero equipo.

-Ani, mira que eres bestia, siempre adelantándote, el sensei te dijo que no te impacientaras…

-Cállate, -decía mientras comía, -era en ese momento o nunca…

Observas a tu ex pareja y ves que todo le va bien,
te da rabia aunque sonríes
porque te alegras por ella o el y que...
pensarás que no te daba tanto
el engañarse a uno mismo no acabara con tu llanto


Gaara estaba molesto por haber enviado a esa misión sabiendo que podían resultar heridos, sin embargo se alegró de que sólo hubiera sido una torcedura de muñeca y tobillo. Allí acostada en aquella cama, Gaara veía a una niña hiperactiva rodeada de gente que la quería, en el fondo podía llegar a envidiarla un poco. Gaara observaba como sus compañeros la reñían y sabían que iba a volver a hacer lo mismo otra vez, esa era Ani, pensando en el bien de la villa antes que en el suyo.

-Ani…- Gaara solo susurró su nombre, pero fue suficiente para hacer el silencio en la habitación. – Lo siento… debía haber entregado esta misiona un equipo chunin…

-Gaara-sama- dijo Ani- es sólo una torcedura- y de nuevo aquella sonrisa… Ahora mismo agradecía a Naruto todo lo que le había enseñado, ahora sabía apreciar aquella sonrisa más que nunca.

-Aún así… me siento algo culpable… sois genins y os he enviado a una misión de rango B, no debí haberlo hecho…

-Era urgente Kazekage-sama… no pasa nada, Ani se recuperará muy pronto- comentó uno de sus compañeros.

-Seee- afirmaba Ani


Existe el olvido, existe quizá...
existe el recuerdo que nunca jamás tendrás,
algo que recordaras y vivirás con ello dentro
tu corazón esta roto y muerto tus sentimientos


Gaara sonreía sabiendo que sus amigos tenían razón, Ani ya había estado así varias veces, unas semanas de reposos y volvería a estar como siempre, se despidió del grupo y siguió su camino hacía su despacho. El camino se le hizo tan corto que se quedó algún tiempo mirando por la ventana… Pensaba en lo hermosa que se veía Ani, en que se le había olvidado de nuevo pedir perdón por aquel empujón, en si ella lo habría olvidado o seguiría con ese triste recuerdo… Iba a terminar unos documentos cuando avistó algo en el cielo… un extraño pájaro que volaba sobre la villa…

-Podría ser un Akatsuki?- se dijo para sí mismo. A fin de cuentas Jiraiya ya había informado de que iban a por ellos, a por la gente como Gaara… se apresuró y salió a darle la bienvenida a su invitado sorpresa…

Ani se despertó para ver como Gaara levantaba aquella muralla de tierra y defendía la villa, pensó en todo lo que había cambiado en estos años… Quiso levantarse y ayudar… pero ahora solo podía mirar… Y vio como su Kazekage fue raptado de la villa ante sus narices…

Tu cuerpo se inunda de tristeza,
tus ojos ocultan lagrimas,
tus paginas están vacías
tu cara tan blanca como pálida,
una sonrisa caída,
unas mejillas encharcadas,
una expresión que pasa de todo a nada


Ani esperó, fingiendo su alegría y ocultando la preocupación que sentía por Gaara durante aquella semana… Sus amigos, toda la villa estaba aguardando ayuda, estaba deseando que el Kazekage volviera, que Gaara volviera a la villa…

Ani recibió el alta antes de lo que pensaba con la condición d no forzarlo mucho, esta accedió y se dispuso a ayudara sus compañeros a entrenar, a pesar de que ella podía hacer poco por el momento. Los rumores de que Gaara podía estar muerto la impacientaban y la enfurecían, Ani tenía que aprender a guardar la calma y el control de sus actos más que nunca… sería muy gracioso para sus compañeros saber que ella amaba al Kazekage de la villa.

Sin embargo… No hubo día más feliz en toda la villa ni para ella, cuando con el sol Gaara regresaba a la villa colmado y sustentado por los ánimos de todos sus aldeanos.




No dejes escapar lo que puedes perder,
aprecia lo que tienes antes de que sea tarde jode
no supiste valorar lo que tuviste
has de saber, si no hubieses hecho el idiota
todo seria igual que ayer
Aprecia lo que tienes antes de que sea tarde
antes de que se te escape
de que se marchite esa oportunidad,
esa ultima esperanza antes
de que el pasado pase pagina.


Antes de acabar el día, Gaara se fue a aquel lugar donde podían verse hermosas puestas de sol, agradecía de corazón a Chiyo que le hubiera devuelto la vida, poder volver a pisar aquella tierra y ver a aquella gente tan contenta por su regreso. Por que volvería a mandar a aquella niña hiperactiva a misiones difíciles…

-Gaara-sama…- Este se giró inmediatamente para verla…

-Veo que te han dado el alta…- decía con media sorisa

-Sí… Pero… Me alegro de que esté sano y salvo…

-Ani… desde hacía tiempo quería decirte que … que lo siento por aquel empujón que te di siendo un niño… no era mi intención, estaba enfadado y…- Ani corrió a abrazar a su Kazekage…

-Ani?- Gaara sorprendió la rodeó con sus brazos y con una sonrisa.

-Gaara… te quiero… desde aquel día que quería jugar contigo… desde siempre…

-Ani… Lo siento mucho… y gracias… gracias por estar ahí siempre… - y en un leve susurro, Gaara pronunció un dulce “Te quiero” en aquel abrazo en el atardecer… Levanto su cara para mirarla a los ojos y tras una sonrisa por parte de Gaara, la besó mientras, aún más fuerte, la aferraba contra él.

domingo, 11 de abril de 2010

Voy a hacerte de todo... (ItaDei)


Allí estaba… frente a mí, aún respiraba fuerte, estaba cansado, fatigado por el camino en el que había venido corriendo hasta mí… que romántico.

Sus ojos desafiantes como siempre un azul claro, y un cabello rubio que le tapaba la mitad de la cara… ese ojo que decía que había entrenado para ver más allá de mi genjutsu y matarme… qué ridículo. Él se detuvo hasta que recuperara algo de aliento, no sin antes avisarme que había llegado hasta a mí, pronunciando mi nombre. Desde luego que me giré al oír mi nombre, aquella voz era tan familiar que se me hizo imposible la tentación de no mirar.

-A qué has venido?

-Te mataré… esos malditos ojos. Yo te mataré.

Increíble… cuántas veces me había dicho lo mismo… ¿Matarme? ¿Cómo? Había descubierto su secreto y sus jutsus… él no era rival para mí, ya lo había derrotado aquella vez… Y volvería a hacerlo. No podía derrotar a mis ojos…

Me quedé parado, mirándolo fijamente, él ya se había recuperado un poco y también se quedo mirándome, teniendo el mayor cuidado jamás visto por no mirarme a los ojos.
Me pregunto si él era consciente de qué tan inocente se veía. Como un niño que tiene miedo y no quiere mirar, y eso mismo lo tienta a que levante la vista y mirarme…

-Itachi… esta vez no perderé, tengo un nuevo jutsu… que… ¿Qué estás mirando?- se interrumpió a si mismo, para escuchar mi silencio- Contesta… ¿qué estas mirando? Um-De nuevo silencio que se trasformaba en desesperación Se abalanzó sobre mí, me cogió por la túnica y me acercó a él mientras seguía diciéndome que le contestara.

-Dime que estás mirando, ¿se puede saber que quieres? Me estas jodiendo, ¿Por qué me tengo que encontrar contigo? Con todos los Akatsuki que hay… y tiene que ser contigo- dijo mientras me soltaba de golpe.
Sólo jugaré con él un poco… Me giré y me dispuse a irme de allí.

-¿A dónde vas?- No contesté simplemente continué andando, en silencio- Deja de ignorarme Itachi, ¿a dónde vas?- Me cogió del brazo y me giró par que lo mirase- Mírame, um…

-Si crees que puedes matarme inténtalo… Estamos en mitad de un bosque y Kisame debe estar esperándome…- Eso era cierto, KIsame me esperaba al otro lado del bosque, pero aún era muy pronto para la hora acordada…

En ese momento Deidara enmudeció y se quedó allí, parado y en silencio, agachó la cabeza mientas apretaba las manos y los dientes, cómo s no pudiera verlo… Había dado justo en el centro de la diana; su pulso se aceleraba ¿qué estaría pensando para que hasta su chaka fluyera tan deprisa? Simplemente esperé allí a ver cual iba a ser su reacción.

Tras unos minutos de estar allí y en vista de que no iba a hacer nada, continué con mi rumbo, parecía que todo se iba a quedar como muchas otras veces, seguiría sin darse cuenta de nada… Sin embargo, tras andar unos pasos me abrazó por la espalda solo para que no me fuera, para que no continuara; incluso yo tuve que concentrarme en que mi propio pulso no se acelerase. No negaré que podría haber permanecido así cuanto hubiese querido, sentía como su corazón se aceleraba de nuevo, seguía abrazándome fuertemente, y no necesitaba nada más, pero aún así…

-No te vayas- ¿podía ser cierto que me hubiera susurrado eso? Aún así, ¿podía ser esto solo un capricho para él? Continué avanzando solo un par de pasos, puesto que corriendo se adelantó y me paró con sus manos sobre mi pecho… Podría seguir jugando con él… pero ni siquiera yo quería seguir con el juego, era mío…

Los miré a los perdiéndome en ese cielo que tenía por ojos, mientras él ya se había perdido en los míos, he estaba mirando fijamente, ahora estaba en la boca del lobo. Por primera en mucho tiempo por fin se había percatado de que siempre hacía lo mismo, y por fin me había retenido…

-¿Qué quieres ahora, Deidara?- Aquella pregunta lo sacó de repente del limbo en el que estaba.

-¿Qué… qué clase de pregunta es esa…? Um…- Desde luego… no entendía nada, no sabía nada del juego, pero había caído de lleno en la trampa del cazador.- Contesta Itachi…- Mi mano se deslizó hasta su mejilla jugueteando con mu mechón de pelo, pude notar como se sonrojaba mientras seguía mirándome a los ojos.

Cogí su rostro apartando el mechón y con la izquierda lo cogí por la cintura, Deidara había conseguido desquiciarme… Bruscamente lo empujé hacia mí hasta dejarlo a pocos centímetros de mis labios… levanté su rostro totalmente enrojecido y desde luego que no me contuve con aquel beso. Cuanto lo había ansiado y cuanto lo necesitaba desaparecieron en aquel momento, pasase lo que pasase sabía que hora era mío.

Deidara forcejeó un poco para que me separar de él, me empujó con sus manos aún en mi pecho, me separé un poco y lo miré de nuevo con una leve sonrisa. Se sonrojó y ahora fue él el que intentó huir de mis brazos. Aprovechando que se iba lo empujé ligeramente hasta que con sus manos se apoyó en aquel árbol, giró su cabeza para mirarme, por que el resto de su cuerpo estaba o bien pegado al árbol o a mí.

-Déjame Itachi…

-No… ahora soy yo el que no quiere que te vayas…- Deidara se sorprendió al oír eso, lentamente empecé a besar y morder su cuello, mis manos se abrieron hueco por entre la túnica y mientras una de ella se deslizaba hacia arriba la otra cogía exactamente el camino contrario.

-Para… ¿qué estás haciendo?- decía todo rojo y alterado

-Voy a hacerte de todo…-

-¿Qué…? Ah…- fue lo único que pudo decir mientras buscaba entre sus pantalones hasta encontrarlo, y solo con rozarlo aquello ya reaccionó.

Bajé lentamente sus pantalones y los míos lo que hacía falta… simplemente lo preparé un poco y entré lentamente en él… Sus gemidos eran una preciosa música que avivaba aún más mi deseo, me apoyé mi mano sobre la que él tenía en el árbol y la cogí con fuerza, mientras con la otra lo masturbaba. Besaba su cuello para que aquel dolor que podía sentir se hiciera lo más leve posible, de verdad que si hubiera otra forma de o hacerle daño lo haría.

Y cuando ambos podíamos estará punto de acabar…

-¿Qué pasa, Deiara? Estas sudando…

-¿Qué…?- estaba totalmente agotado, miraba desesperada mente a un lado y a otro, miró el árbol en el que había tenido aquella experiencia, aúna unos cuantos metro de él, frente a mí, me devolvió una mirada de odio, volví a besarlo…

-No me niegues que no te ha gustado ese genjutsu…- Deidara se asustó por un momento y cerró los ojos de golpe cuando sintió que mi mano volvía a deslizarse igual que en aquella ilusión.
“Dime que esto no es una ilusión”, pensaba Deidara mientras dejaba que Itachi se hiciera de nuevo con el control de su cuerpo. Deidara lo besó agarrándose fuerte a la camisa de Itachi para besarlo, ahora todo le daba igual, estaba perdido entre el tacto de Itachi y aquella ilusión que aún no se le borraba de la mente.

Deidara tiró al suelo a Itachi a la vez que el sol seguía cayendo en el horizonte, Itachi se quedó mirándolo a ver que era lo que iba a hacer; éste hizo semejante a lo Itachi le había hecho ya, levanto su camisa hasta quitarle la túnica y la camiseta, lo había acorralado entre sus piernas y se abalanzo a besarlo mientras una mano acariciaba su órgano sobre el pantalón y la otra mano lamía si pecho y su cuello, Itachi también se enrojeció mientras disfrutaba aquella situación, pero él tampoco se quedaba a tras, iba desabrochando el pantalón de Dei a la vez que seguía tentándolo en aquella misma zona, Itachi se irguió un poco y aprovechó para desnudar completamente a Deidara, no tardó en darse cuenta que a pesar de que él estaba totalmente desnudo Itachi conservaba sus pantalones, se apresuró y cogiendo su rostro con ambas manos y besarlo de nuevo deslizándolas después y lamiendo el tronco de Itachi le quitó la prenda.

Deidara se apresuró, tras quitárselos, a no perder aquel ambiente que había conseguido, estaba dispuesto a hacer que el moreno perdiera el control en ese lugar. Bajó de nuevo su mano y lamió el aparato de Itachi mientras le seguía besando con fuerza, lo había cogido con la mano izquierda por debajo del cuello y posando su mano sobre su rostro, apoyado de rodillas lo masturbaba con la mano y la lengua de la misma. Y aquello, desde luego que tuvo efecto en Itachi, mientras que Itachi también masturbaba al rubio no pudo evitar que aquellos gemidos y aquellas sensaciones no sólo lo colmaran, si no que de alguna manera sintiera que perdía el control, eso excitaba más a Deidara, mientras que Itachi saber que Deidara disfrutaba con su situación lo enfurecía.

A la vez que el sol caía lentamente por el horizonte y dejando ver los últimos rayos de sol… Aprovechando Itachi que Dei estaba totalmente desprevenido, Itachi cambió posiciones, ahora era el rubio quien estaba abajo, mirándolo aún más incómodo que en aquella ilusión. Itachi quitó la goma que sujetaba el pelo de Dei, dejando que cogiera su posición esparcido junto al resto en el suelo, Itachi volvió a sonreír, pero aquella sonrisa era muy diferente, estaba llena de segundas intenciones, de deseo.
Itachi bajó su mano para prepararlo, jugueteó preparando a Dei, este no podía evitar soltar algún gemido que otro, aquella hermosa música, Itachi se desesperaba por oír continuamente aquella melodía. Cuando él lo creyó oportuno se adentró lentamente mientras tocaba y besaba a Deidara.

-Duele…- decía entre sollozos


-Cálmate, lo haré lo menos doloroso que pueda…- aquel susurro de Itachi sonó tranquilizador, lo abrazó mientras lo besaba levantando la cadera de Deidara en aquel gesto de dolor que puso Deidara, Itachi paró y lo miró, él abrió los ojos mientras se deslizaba una pequeña lágrima del ojo derecho del rubio. Itachi se acercó a aquel ojo y la lamió desde la mejilla hasta el contorno del ojo…

-Ya eres únicamente mío Dei…- Tras esto, Itachi se acomodó entre las piernas del rubio haciéndose el hueco necesario para poder moverse sin dificultad… Puso ambos brazos bajo la espalda y cuello del rubio y empezaron las sacudidas, Deidara de aferraba muy fuerte a los brazos del Uchiha mientras gemía y sollozaba intentando enmudecerse a sí mismo.

Deidara aprovechó para quitarle también la goma a Itachi y dejar ver aquella melena que siempre llevaba recogida, después lo abrazó por la espalda y lo apretaba contra él como si no quisiera despegarse de él, el dolor había desaparecido, su orgullo se había hundido entre las primeras lágrimas y los gemidos; ahora sólo lo necesitaba a él. Embestida tras embestida, el moreno iba colmándose, y con cuidado, girándolo de tal modo que Deidara quedase delante del Uchiha de espaldas ambos de rodillas, Itachi lamía aquel cuello que se hacía más largo mientras Deidara lo dejaba caer sobre el hombro de Itachi, haciendo que, aunque sólo fuera en susurros, aquellos gemidos llegaran con facilidad a su oído. Deidara abrazaba y enredaba sus dedos alrededor del cuerpo y pelo de Itachi mientras este continuaba tocándolo y masturbándolo, quería oír su último aliento de dignidad ahogado entre su cuerpo, incluso Itachi dejó de besarlo por un momento y acercó su boca a su oído, mordió y lamio su oreja esperando a que llegara al final, y, primero el rubio y segundos después el moreno terminaros por aquella noche…
Deidara se había quedado apoyado en el suelo, me separé de él y lo levanté para mirarlo a aquellos ojos. Estaba llorando aún, estaba totalmente agotado, me acerqué a él y lo levanté un poco… todo rojo se negaba a mirarme… Le obligué a mirarme con mi mano, lo besé y lo abracé. Y en aquel abrazo quise decirles tantas cosas que no salió ni una sola palabra, que me perdonara por esto, lo necesitaba más que el agua o la comida; que le perdonara por aquella ilusión, tuve que pararla por que podría haber terminado en ese momento; lo necesitaba a él, lo quería… lo amo…

-Itachi… ¿Por qué yo, por qué…?

-Deidara, perdóname… te quiero…

jueves, 8 de abril de 2010

Ángel de amor - Maná (MadaraxItachi)




¿Quién te cortó las alas, mi ángel?
¿Quién te arranco los sueños hoy?
¿Quién te arrodilló para humillarte?
¿Y quién enjauló tu alma, amor? 

Itachi cayó al suelo de nuevo… estaba cansado, exhausto, no sólo el recuerdo de la muerte de su familia lo torturaba, si no ahora también aquel viejo golpeándolo una y otra vez. Él lo llamaba entrenamiento…


-Debes ser más fuerte Itachi, levántate…-


Apenas podía mantener tensos los brazos para sujetar parte de su cuerpo, le temblaban por la carga del mismo que ya no podían aguantar… Sus piernas fallaban cuando intentaba ponerse de pie… Otro golpe que hizo que esta vez no pudiera levantarse.


-A este paso… nunca podrás llevar a cabo tu misión…- Itachi no tenía si quiera fuerzas para esconder aquellas lágrimas que se deslizaban por sus mejillas. Madara se alejaba de nuevo a aquella cabaña en mitad del bosque.


Déjame curarte vida
Déjame darte todo mi amor
Ángel, ángel, ángel de amor
No te abandones,
No te derrumbes amor


Tras un rato… Itachi consiguió ponerse en pie y volver a aquel lugar al que debía llamar hogar de momento. Madara permanecía allí, preparando seguramente la cena, sin ni siquiera mirarlo le ordenó que fuera a abañarse… “Debía dar asco” Itachi guardó sus ansias de desaparecer de aquel lugar, y obedeció… ¿de qué serviría huir…? Podría encontrarlo antes de que llegara a los 500 metros de distancia. Estaba totalmente amoratado, se acumulaban junto con las palizas de días anteriores. Desde que acabó con el clan, Madara había aparecido y se lo había llevado por la fuerza a aquel lugar. 


Después del baño, como siempre Madara podía perder algo de su tiempo cuidando a aquel crío… Hacía lo posible por que las heridas se curaran lo más rápido posible, Itachi se preguntaba siempre por qué después de cada entrenamiento le dedicaba esos minutos a curarlo, ¿Por qué lo hacía?


-Si sigues esforzándote, un día podrás alcanzarme…- Madara siempre le decía lo mismo, mientras Itachi miraba que le hacía y callaba.- Pero debes confiar en ti mismo, siempre habrá alguien por encima de ti, pero este nunca será invencible…- Tras esto se levantó y se dirigió a la mesa, invitó al pequeño a sentarse y comer junto a él.


Quien ató tus manos, ató el deseo
Quien mató tu risa, mató tu dios
¿Quién sangró tus labios y tu credo?
¿Por qué lo permitiste ángel de amor?


Y, tras la cena… Mientras Itachi recogía la mesa, se sentaba y leía algunos pergaminos; sólo dejaba que Itachi se quedara con él algunos minutos, siempre a la misma hora, lo mandaba a la habitación a dormir. Aquella noche Itachi se despertó de pronto, con el Mangekyou Sharingan activado y sus lágrimas se mezclaban con la sangre que emergía de sus ojos. Madara acababa de llegar a la habitación cuando se vio a Itachi gritando y asustado, empapado en un sudor frío. Madara se apresuró y lo agarró de las muñecas mientras lo tranquilizaba, lo abrazó diciéndole que todo había sido una pesadilla y que se tranquilizara… Itachi lo abrazó muy fuerte mientras intentaba calmar aquellas lágrimas.


-Lo siento… - susurraba el pequeño aún entre el sueño y la realidad, Madara acarició su cabeza y lo miró a los ojos.


-Cálmate… Ya está…- Lo besó en la frente, cómo todas las noches solía hacer, Itachi se acurrucó aquella noche en su regazo buscando protección.


“A pesar de todo… sólo tiene 13 años…” Pensaba Madara mientras acostó de nuevo a Itachi en la cama, y él se quedaba a su lado, por orden de aquel pequeño, que aferrándolo con fuerza le pedía quedarse a su lado… Inconscientemente Itachi lo abrazó mientras soñaba, 
Madara por un instante se alteró, dejando aquella noche que el pequeño fuera caprichoso. Aquellas manos llenas de sangre invisible se apoderaban de la mente del mayor, aquel asesino a sangre fría se derretía muchas noches por una simple pesadilla cargada con los recuerdos del pasado… Madara se irguió un poco para ver si se había dormido, y por último, besó aquellos cálidos labios una vez más.


Déjame curarte vida
Déjame darte todo mi amor
Ángel, ángel, ángel de amor
No te abandones,
No te derrumbes amor


El día que continuó no fue muy diferente a los demás, salvo por el hecho de que el pequeño diablillo había ganado mucha resistencia, ya no le era tan fácil derrotarlo, Madara se sintió orgulloso por aquel aprendiz capaz de engañarlo, no obstante, al final el resultado no varió demasiado, tras tumbarlo en el suelo, Madara lo cogió en brazos, y se lo llevó, curó sus heridas primero, y lo mandó a bañarse. Tras la cena, Madara le dedicó unas palabras que a Itachi le parecieron entre una tortura y una bendición.


-Si consigues vencerme mañana… Podrás irte de aquí…


-¿Es serio?- A pesar de que por un parte lo ansiaba, otra parte de él le debía su nivel de ahora como ninja, le debía el hecho de que lo había cuidado y protegido de Konoha, podría tener 13 años, pero no era tonto…


Aquella noche Madara no tardó en irse a dormir tampoco, Itachi aún no se había quedado dormido cuando él se acostó dándole la espalda, Itachi se levantó y lo miró.


-Madara… ¿Qué ocurre? No es normal que vengas tan pronto…


-No pasa nada, estoy cansado…- Todo mentira, sabía que ese crío lo derrotaría mañana, pasar todo el tiempo posible a su lado… Eso era todo lo que quería ahora.


Itachi salió de su cama y se quedó de rodillas mirándolo.


-¿De verdad me puedo ir?


-Ya te lo he dicho…


Itachi se quedó mirando a Madara agachado, acorralándolo entre sus brazos y sus piernas, Madara se giró impactado para mirarlo a esos ojos de sangre que le mostraba.


Ángel, ángel, ángel te doy mi amor
Abre tus alas, deja tus sueños volar
Ángel, somos arena y mar
No te abandones...
No te derrumbes amor


-¿Qué estás haciendo?- le preguntó


-Cada noche, antes de dormir me haces lo mismo… ¿por qué?- Madra no pudo evitar poner aquella cara de asombro, el chiquillo no estaba durmiendo, lo había descubierto.- No creas que no lo sé, contéstame…


-Y si lo sabes… ¿Para qué quieres que te lo diga?- Madra había aprendido a evitar y a adelantarse a los rápidos cálculos del niño prodigio.


-Quiero que me lo digas…- Madara no le dijo nada, pasó sus dedos por los labios de Itachi mientras él se alertaba de cada uno de sus movimientos, Itachi se apartó un poco de él, cerrando los ojos y se irguió lentamente; Madara lo evitó cogiéndolo de una de sus muñecas y de la cabeza y lo besó de nuevo.


-Maldito crío… - dijo mirando esos ojos tan sorprendidos, 
Madara se giró dejándolo a él en posiciones inversas, Itachi estaba algo asustado, pero su maestro le había enseñado a no mostrar nada en su rostro, simplemente le retuvo la mirada, provocándolo más aún. –Si sigues mirándome así te haré daño, Itachi… deja de provocarme…


-Tu me dijiste que no mostrara mis sentimientos a trasvés de mi rostro, fuesen lo que fuesen…


-Eso ya lo hacías siendo ANBU, ¿no?- tenía razón, Itachi aparto la mirada ligeramente


-Yo también soy un hombre…


-No, yo soy un hombre y tu eres un crío…- Itachi cerró los ojos muy fuerte cuando éste empezó a lamer suave e incitantemente su cuello y sus labios. El rubor de Itachi fue algo que no pudo evitar, y eso mismo divertía a Madara- Dijiste que no mostrarías nada…- Le dijo con una voz aún más sensual. Itachi de vez en cuando pataleaba un poco o se aferraba fuertemente a Madara mientras lo iba desnudando. El pequeño imitaba como podía lo que hacía él, para sorpresa de Madara, Itachi fue capaz de quitarle la camisa y hacer el amago que bajarle los pantalones. 


Madara sonreía débilmente mientras se reía para sí mismo mientras veía aquella preciosa imagen, aquel niño se había convertido en un chico capaz de continuar con aquello. En seguida tomó el control y habiéndolo desnudado por completo, lo excitó tocándolo y lamiendo su cuello, preparándolo para él; el pequeño se sentía totalmente derrotado, inmóvil, él notaba como Madara iba acercándose a él y eso lo asustó. Intentó tranquilizarlo echándose atrás y siguiendo con las manos, introdujo el dedo corazón en Itachi para que se fuese acostumbrando.


-Duele…- dijo entre sollozos y gemidos.


Ángel, ángel, ángel te doy mi amor
Abre tus alas, deja tus sueños volar
Ángel de amor
(Pero mi amor ya nunca te derrumbes)


-Te dije que si seguías mirándome así te haría daño… tranquilízate, no hagas fuerza o dolerá más…- Itachi se aferró a los brazos de Madara y se dejó hacer, este aprovechó para seguir provocando al pequeño mientras se introducía en él. Los gemidos, y el dolor que sintió fue inevitable, Madara intentó calmarlo continuando con sus manos, y lamiendo su cuello. Paró por un momento para ver el rostro de Itachi, sus ojos derramaban lágrimas y su boca estaba entre abierta con los ojos cerrados; lentamente los abrió al sentirse observado y lo miró. Madra agarró ambas piernas de Itachi y las levantó un poco, haciendo que éste se sorprendiera más y lo reflejase en su rostro, Madara empezó con una serie de embestidas haciendo que Itachi llegase a taparse la boca y a ferrarse a él sin saber muy bien que hacer. Lo que ya no pudo soportar es que Madara lo masturbase mientras lo embestía.


Ángel de amor
(Pero mi amor ya nunca te derrumbes)
Ángel de amor
(Pero mi amor ya nunca te derrumbes)
Ángel de amor
(Pero mi amor ya nunca te derrumbes)


Madara se apartó mientras observaba la imagen del pequeño agotado y su mano afectada por los líquidos de Itachi. Le dedicó una mirada cómplice, se acercó a él y lo besó en la frente.


-Buenas noches, Itachi…- después de eso, no tardó en dormirse, Madara se debatía si perder o hacer lo posible por ganar, aquel crío lo había invadido por completo. Se tumbó junto a él, lo abrazó y ambos se quedaron dormidos.


La batalla del día siguiente fue dura para ambos, parecía mentira lo que había pasado la noche anterior, ninguno de los dos le daba cuartel al otro, Itachi cogió ligeramente la ventaja y fue derribado por un golpe, Madara se acercó a él dispuesto a darle el golpe de gracia, pero, se paró en seco… Su rostro cambió de odio a nada, a pesar de todo... no pudo vencerlo al aparecer en su mente la imagen de lo que había pasado. Itachi se levantó al ver que Madara no hacía nada, y en un leve susurro, Madara le dijo que se fuera de allí.


Obedeciendo las ordenes de su maestro Itachi recogió las pocas cosas que tenía y se fue de allí… Entró en la organización Akatsuki y, durante algún tiempo se reencontró de nuevo con él, más poderoso y más tentador que la última vez.