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sábado, 12 de febrero de 2011

No creas ni lo que ves



Nowaki volvió a casa después del turno en el hospital, por una emergencia a última hora llega más tarde de lo usual, sin embargo no recibió ni una llamada de Hiro-san. Esto realmente lo molestaba un poco, pero cuando entró al salón se lo encontró dulcemente durmiendo abrazado a un cojín y con la televisión con el volumen al mínimo. Con mucho cuidado de que no se despertara, Nowaki lo cogió en brazos y se lo llevó a la habitación dejándolo cuidadosamente sobre la misma, lo arropó y poco después él hizo lo mismo.

Nowaki volvió del hospital al día siguiente, tras la observación de la pequeña Yuna-chan, tras la insistencia de la misma y debido al pequeño susto que le dio ayer, Nowaki volvía a llegar tarde a casa, esta vez de camino, Nowaki tenía en mente a la pequeña niña, divertida e hiperactiva como siempre, iba a ponerse bien en unos días pero necesitaba reposo, y, a no ser que Nowaki estuviera atenta de ella, Yuna no se estaría quieta ni se iría a dormir. Así pues, a partir de aquella noche debería a visar a Hiroki de lo que estaba pasando y que debido a estas circunstancias debería quedarse un poco más de lo normal en el hospital habiendo incluso acabado su turno.

Pero para sorpresa de Nowaki que pensaba que de nuevo se encontraría a Hiroki durmiendo, pues no se oía nada dentro de la casa, al abrir la puerta apareció apoyado en la pared cerca de la puerta sin camiseta y los pantalones mostrando parte de los boxsers negros que llevaba su sensei y su amante. En ese momento, la sangre de Nowaki comenzó a acelerarse, el corazón palpitaba con mucha fuerza intentando rodear a Hiro-san y evidentemente tan sorprendido como para tardar en reaccionar incluso para darse cuenta que los pantalones apretaban más de lo normal.

-Llegas tarde, Nowaki ¿dónde has estado?

-Yo… v-vengo ahora del hospital… H-Hiro-san…- Hiroki bajó la mirada dándose cuenta perfectamente de la reacción de Nowaki, mientras éste al darse cuenta del mismo detalle que su amante, pensaba definitivamente que iba a volver a darle la espalda y volverse arisco.

-¿Qué es lo que quieres…?- Dijo Hiroki quedándose a escasos centímetros de los labios de Nowaki y apoyando su mano derecha sobre el bulto de los pantalones de su compañero. Nowaki totalmente paralizado, extrañado, perdido en algún punto de la conversación sólo miraba atentamente a Hiroki mientras dejaba caer la bolsa en el suelo y sentía como una especie de demonio imparable se apoderaba de él ansiosamente.

-Házmelo… Nowaki…- Dijo sensualmente Hiroki mientras se aproximaba perdidamente sobre los labios del amante agarrándolo con fuerza de la camiseta, aproximándolo a su vez a él mismo y sintiendo como la mano derecha de Hiroki empezaba a moverse provocadoramente sobre “aquella zona”.

“Hiro-san… Hiro-san… necesito… Hiro-san…” Esas palaras se repetían constantemente en la mente del joven médico una y otra vez hasta infiltrarse entre los pantalones del profesor y comenzar a prepararlo, que para su sorpresa, estaba más húmedo y preparado de lo que pensaba. Nowaki había perdido el control de su propio cuerpo, la lujuria que lo contaminaba y que él mismo no impedía su propagación, estaba haciendo efecto rápidamente.

Hiroki consiguió separarse de Nowaki bruscamente, y provocándolo con una mirada ansiosa se dirigió a la habitación apagando a su paso las luces en el camino, Nowaki miró por un momento su entrepierna, y sin pensarlo fue tras él corriendo. Un Hiroki ansioso, tumbado boca arriba en la cama fue lo que se encontró al entrar, jadeando y con una mano sobre el vientre Hiro-san miraba a Nowaki, llamándolo silenciosamente con la mirada, penetrando en su corazón y atrayéndolo como un imán hacia su cuerpo.

-Hiro-san…- Pudo susurrar Nowaki antes de acercarse a él y empezar a lamer su cuerpo, sus pezones haciendo que Hiroki a su vez se encendiera más y más, haciendo que él mismo empezara a desnudarlo para poder sentir esa piel, ese abrigo fogoso que buscaba, el contacto directo con su amante.

Cuando Hiroki sintió que ya estaba más que preparado él mismo se dio la vuelta, y quedándose a cuatro patas, insinuó a Nowaki que estaba preparado, de nuevo Nowaki no podía creerlo, y visto que el segundo no hacía nada, el profesor se acercó más a su alumno moviendo delicadamente el trasero en la punta del miembro de Nowaki… Estaba haciendo que perdiera el control de nuevo, jamás Hiroki había actuado así, nunca, quizá se hubiera dado cuenta, quizá el realmente tuviera ganas de hacerlo, debía ser eso, Hiro-san en su sano juicio haría cosas tan tentadoras a su seme, pero allí estaba…

-Hiro-san… Prepárese por favor, voy a entrar realmente fuerte…

Y aunque no hubiera avisado, estaba bien, Hiroki estaba realmente ansioso de las embestidas que Nowaki le asistía, la primera de ellas, tremendamente en el punto clave, Hiroki no pudo callar ese profundo gemido que salió desde lo más profundo de su diafragma e inundó todo su cuerpo con un escalofrío muy caliente y aturdidor. Cuando Nowaki llevaba ya unas cuantas embestidas no le pareció suficiente los gemidos de Hiro-san estaban tomando un ritmo muy acelerado y eso no le bastaba. El Huracán atrapó el miembro del uke entre su mano y comenzó a masturbarlo mientras continuaba lamiéndolo.

-Nowaki… ah… m-máas…

Nowaki no pudo responder con palabras simplemente obedeció en hechos físicos la petición de su amante, hasta que el gemino final del profesor inundó solamente los oídos de Nowaki, hasta el corazón, todo, melodiosa música que Hiro-san había intentado acallar y que a pesar de eso no pudo conseguirlo por completo. Sin embargo, por alguna razón el Huracán no había ofrecido toda su fuerza, él no había terminado y continuaba con la erección, al darse cuenta de esto, Hiroki hizo un esfuerzo arrastrándose sensualmente por la cama hasta hacerse hueco entre las piernas de Nowaki que estaba en los pies de la cama, analizando cual había sido el fallo, cuando se encontró tan cerca de su pene a Hiroki aun excitado, cansado y viendo con sus propios ojos como devoraba el miembro de Nowaki.

-Hiro-san, n… na… no pare, por favor…- Pero no atendió a su petición, Nowaki intentó apartar a Hiroki de esa postura pero le fue imposible, él también estaba cansado y aquello estaba llevándoselo y colmándolo poco a poco, cada vez recorriendo su cuerpo y llenándolo un poco más, hasta terminar llenando la boca de Hiroki que rápidamente lo deslizo por su garganta mientras miraba como gozaba del orgasmo. Hiroki se levantó besando los labios de Nowaki y terminando así aquella magnífica noche…

Por la mañana, cuando Hiroki se levantó para ir a la universidad con la rutina de sus clases, le sorprendió el que no dijera nada, le sorprendió que todo volver a ser como antes. Antes de que Hiroki cruzase la puerta, Nowaki lo llamó.

-Hiro-san, cuando vuelva esta noche de trabajar… me gustaría hacerlo, otra vez…

-¿Qué? ¿De qué hablas, hacer qué?- Hiroki lo miró intrigado unos segundos…- ¿¡EH!? ¿¡Ya estás pensando otra vez en lo mismo!?

En ese momento… Nowaki se dio cuenta que aquella perfecta noche, no había sido otra cosa que producto de su imaginación, Nowaki lo había soñado TODO.