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lunes, 20 de junio de 2011

Kuroshitsuji VI



Mientras recordaba aquello continué acariciando a Kuro, Sebastian me dedicó una mirada tras decirle aquello último y sonrió entre satisfecho y comprensivo. Continuamos el camino al veterinario en silencio. Cuando entramos a la ciudad y paramos en un semáforo vi a una familia esperado a que el semáforo se pusiera en verde para pasar; en mi mente se formuló una pregunta que fue pronunciada por mí sin que me diera cuenta.

-¿Alguna vez fuiste humano?- Yo miraba por la ventana, tras pronunciar aquellas, palabras noté como me miró sorprendido, entonces yo le miré.

-Sí.-


Entonces el semáforo se supo en verde. No dije nada más aunque me hubiera gustado, pero aquella manera tan agria de contestarme me cortó en seco.

- Sólo era curiosidad… Perdón…- le dije mientras miraba de nuevo por la ventana, lo dije muy bajito. Sé que me había escuchado, pero no me contestó.

Cuando aparcamos y bajamos la tranquilidad y la calma habían vuelto al Sebastian. Lo observaba atentamente porque me sorprendió mucho aquella reacción en él.

Entramos y nos sentamos. Habían unos cuantos clientes antes, le dejé a Kuro en las piernas y me levanté a mirar la tienda; mientras, lo miraba de reojo. Era definitivamente increíble ver a un demonio actuar como un niño con una piruleta en la mano, realmente inocente y alegre. También me di cuenta que llamaba la atención de las féminas del lugar…

Entonces nos tocó. Sebastian se encargó de todo hasta el momento de dar los datos personales. Lo puse a mi nombre, bajo mis datos y le compramos de paso algo de pienso, el collar y unos cuencos para el agua y la comida. Fue una visita muy rápida, pero había una niña con otro gato. Kuro saltó de los brazos de Sebastian y se quedó conmigo para oler el nuevo collar que le iba a poner. Entonces tuvimos un pequeño mal entendido, cuando Sebastan vio al gato… La madre pensó que estaba acosando a la niña…

-Sebastian, deja al gato, mima a Kuro todo lo que quieras pero deja a los demás gatos ajenos… Pervertido…

-Lo siento, señorita.

-Aléjate de mi hija.- estaba entre excitada y preocupada.

-Su hija…- Es como si acabara de darse cuenta que esa niña sostenía al gato.

-Desde luego, no se puede ir contigo a ningún lado, siempre llamando la atención…- lo dije seriamente pero con la intención de hacerle entender que era un teatrillo.

Me disculpé con la madre y con la niña, Sebastian hizo lo mismo, siempre tan caballeroso, de hecho nos perdonó por sus dotes de rompe corazones. 
Volvimos a casa y continué retocando los cuadros para que estuvieran decentes en una exposición. Continuó una cena ligera, como siempre. La verdad no hacía mucho ejercicio, aparte de los ensayos, por lo que debía mantener una dieta saludable. Después me duché y me puse el pijama. Bajé al comedor y me quedé viendo alguna película mientras él quitaba la mesa.

-Por cierto, señorita, esta vez ¿de qué trata la obra?

-Pues… se supone que es una chica de alta sociedad que está aburrida de tanta mujer infravalorada y por la noche se dedica a vengarse de los hombres…

-¡Oh!- alargó esa vocal- ¿Y es usted esa joven?

-Sí, ella es obligada a casarse con un hombre que odia, pero él necesita el dinero de la familia y por interés digamos que está dispuesto a desenmascararla porque sospecha que es ella y bla, bla…

-Parece que no le interesa.

-Me gusta mi personaje, pero es mejor que veas la obra y descubras lo que pasa por tu cuenta.

-¿Me guardará como siempre una entrada?

-Si no quieres venir, no; no voy a obligarte.

-No me malinterprete, me gusta verla actuar.

-Gracias…- le dije con una sonrisa en la cara y girándome para mirarlo.

Después de eso, se quedó viendo conmigo la tele, cuando se hizo cerca de media noche me fui a dormir, estaba cansada y ya había tenido suficiente por ese día. Recuerdo que me acompañó a la habitación y se aseguró, después, de que me había acostado y no necesitaba nada más. Me quedé dormida bastante rápido.

Después, no sé a qué hora, sentí algo extraño… Un aura muy oscura, mucho más que cuando Sebastian se enfadaba; sentí que había alguien más en mi habitación…

-¿Sebastian….?- estaba dormida y simplemente lo susurré.

No hubo respuesta, simplemente sentí que algo puntiagudo me tocaba. Sentí las patitas de Kuro sobre mi cama y que se erizaba. Abrí los ojos de golpe. Sebastian no estaba en la habitación, la ventana estaba abierta y sentía que algo puntiagudo pasaba por mi brazo. Me picaba y en cuanto levantó lo que fuera que me estaba tocando, me quité la sábana de golpe y corrí hasta salir de allí, pero cerró la puerta y se quedó muy cerca de mí. Kuro seguía muy arisco.

-Se…Sebastian… Ven…

-Un invitado a estas horas de noche, qué descortés…- Sebastian estaba en la ventana, esa cosa se giró y yo también- ¿Qué hace un demonio por aquí?- ¿Un demonio, en mi habitación, qué estaba pasando?

-Señorita será mejor que se ponga a salvo.

Asentí con la cabeza y salí de allí literalmente corriendo. Mi corazón latía más rápido que nunca, sentía que rebotaba por todo mi cuerpo; entonces me paré en mitad del pasillo y miré arriba.

-Tome señorita no puedo luchar bien teniendo a Kuro en la habitación.

Me lo entregó en las manos y me sonrió. Desapareció y oí muchos golpes. Simplemente no pensé, me fui corriendo directamente a la habitación de Sebastian, cerré la puerta dejé a Kuro encima de la cama y me acurruqué en la esquina de la misma. Me tapé los oídos hasta que dejé de oír y sentir ruido, después me acordé del picor de mi brazo y me acurruqué doblando las rodillas y abrazándome con los brazo tapando aquella zona que ya dolía más que picaba…

Poco después se abrió la puerta de la habitación, alcé la mirada. Sebastian estaba allí, con la camisa y los pantalones algo desgarrado, él miró mi brazo y dijo que vendría en seguida. Llego unos segundos después con el botiquín, se sentó cerca de mí y me cogió el brazo derecho. Fue cuando me di cuenta que estaba sangrando.

-Esto le dolerá… perdóneme de antemano.- 


No dije nada, simplemente sentía el tacto de sus manos en mi brazo, él estaba allí y me sentía segura.

-¿Cómo ha quedado mi habitación…?- dije mientras preparaba el algodón con agua oxigenada.

-Ha sido perfectamente reparada.

-No quiero volver a ver eso por aquí…-

Miraba hacia un punto indeterminado del suelo, me estremecí mientras lo decía encogiéndome más mientras Sebastian limpió, curó y vendó el corte.

-No se preocupe, yo me encargaré de eso… ¿Va a quedarse esta noche a dormir aquí?- dijo mientras volvía al aseo a dejar el botiquín. Mientras aproveché para meterme en la cama.- Entonces yo me quedaré en el salón…

-…Quédate… por favor- estaba muerta de miedo, ese demonio se había acercado y me podría haber matada sin haberme enterado. Impotencia de no poder hacer nada. Estaba de espaldas a él, pegada a la pared mientras que Kuro se había acomodado a los pies de la cama.

-Debo avisarle de que no estoy familiarizado con este tipo de relaciones entre Amo-Sirviente.- dijo mientras se acomodaba en la cama. 


Sentía que la cama temblaba conmigo. Recuerdo que me escabullí y que conseguí abrazarme a su camisa apoyándome en su hombro, me las apañé para que mi cuerpo quedara entre el suyo y su brazo izquierdo. Entonces me di cuenta, a pesar de estar así, por el miedo, mis manos no dejaron de temblar.

-No pasará nada, señorita; no dejaré que le haga más daño...

-Jamás me había sentido así… Ni siquiera cuando muestras esa parte. Sentía que alguien me tocaba como si se estuviera riendo de la situación, como si disfrutara mirándome… Antes de que llegara a la puerta él ya estaba pegado a mí…- mientras hablaba me pegaba a su cuerpo, cerraba los ojos con fuerza y aferraba la camisa. Estaba acojonada de verdad…

-No se preocupe, ahora sólo descanse…- sentí que su mano se posaba en mi cabeza. Me arropó y jugueteó con mi pelo hasta que de nuevo conseguí dormirme…

Sebastian vino a despertarme. Sus buenos días con una amplia sonrisa y un sol cegador a través de la ventana me hicieron levantarme y sentarme en la cama. Seguía en su habitación; le pedí unos minutos para armarme de fuerza y seguir con aquel domingo tras lo ocurrido la noche anterior.

-Yo estaré ahí siempre para protegerla… De lo que sea, utilíceme como desee.- 


Un beso. Me besó en los labios, estaba apoyado en el borde de la cama con un brazo a cada lado de mis piernas y me besó… Introdujo su lengua en mi boca y jugueteó con la mía. Me miró, lo miré. Y sin poder decir o hacer nada, adormilada y consumida por aquel deseo me dejé caer en la cama mientras él se adelantaba para besarme de nuevo mientras subía una rodilla en la cama. Le quité la chaqueta, le desabroché los botones del chaleco y la camiseta mientras seguía besándome; no podía parar… Tampoco quería.

Él también empezó a juguetear con mi cuerpo acariciando mi costado izquierdo y besándome por la clavícula, el cuello, los labios… Estaba hundida en la excitación y en ese momento me dio igual todo… Bajo aquellas paredes, era simplemente Sebastian, mi chico de la limpieza, mi manager, mi cocinero… Mi vida ahora era sólo él. Sólo a veces, podría jurar que tenía un demonio en casa y no un hombre sumisamente rebelde. Lo abracé con mucha fuerza y mientras se preparaba para entrar en mí.

Me levanté de golpe… Miré a mi alrededor… no había nadie. Era pronto aun, Sebastian no había venido todavía a despertarme… Mi corazón latía muy rápido…

-Era un sueño… ¿verdad?

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