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jueves, 8 de septiembre de 2011

Noche de San Juan



Y después de mirar por la ventana, me di cuenta de que el cielo nocturno se había teñido de rojo, hacía una brisa agradable que entraba por la ventana de mi habitación. Aquella noche, me di cuenta de que siempre, la misma noche, me gustaba salir al balcón o mirar hacia el cielo y sentirme inundada por un paisaje ciertamente diferente al de las demás noches.

Pero… Por primera vez en algún tiempo el cielo de aquella noche estaba nublado, posiblemente haría frío después de estar un rato en la calle, y la gente se estaría amontonando alrededor de aquellas figuras con ganas de fiesta, agua, fuego y mucho ruido… Pero aquella noche siempre era muy diferente para mí.

Desde hace tiempo sé que no me gusta salir mucho de fiesta, desde que tengo memoria el ruido que dura unos segundos provocado por los niños y el que da inicio a esas grandes hogueras que dicen adiós a mucho esfuerzo, a cosas malas del pasado… No me gusta.

Pero esta noche, hasta cielo aclama a esas llamas fuertes y vivas que darán comienzo al verano, y a una nueva vida para muchos. Las nubes le dan a la inmensidad de la noche el mismo color que tiene el fuego…
El fuego quemará aquello que no queremos volver a ver, las cosas malas y por aquellas cosas que hemos sufrido, ayudándonos a acabar con los malos recuerdos.

Las llamas que queman y se deshacen de todo y el agua, que contrasta tanto con esas llamas, apagará el fuego y ayudará a las personas que ven ese espectáculo a no pasar calor. Los gritos que claman que sean mojados, en eso consiste la fiesta en olvidar y ser nuevos, como una cosecha que se ha quemado o se ha infectado… No importa, con paciencia las flores, la cosecha, puede volver a crecer; todo puede renacer.

La noche en la que la gente quema esos recuerdos fue la noche en la que yo nací. Ese cielo rojo es hoy el que me llama, todos los años, a que lo miré, a que vea qué estrellas han cambiado, cuales quedan y cuales llegarán. Esas estrellas que acompañan la noche sea cual sea, pero siempre diferentes. Esas estrellas que no se ven pero se saben que están ahí mirando y velando como siempre que la luna no esté sola.

Pronto todo se teñirá de rojo, de naranja, de calor. Las llamas serán las culpables de la consumición del tiempo, del calor entre los asistentes, de la demanda de agua… Todo eso provocado por el hombre, para olvidar lo que hace daño, para dar la bienvenida a los dioses de la fertilidad, al renacimiento de un nuevo dios; del sol.

¿Por qué nací este día…? ¿Es sólo a mí a la que le afecta de esta manera la Noche de San Juan? ¿Qué tiene de especial este cielo nublado que parece que ya está ardiendo? Aunque, no importa ciertamente si está nublado o hace mucho calor, llevo varios años mirando al cielo y sonriendo a la luna.

Y si yo pudiera, a ciegas, sin pensar, eliminaría si fuera posible muchas escenas que me atormentan, errores de los que aprendí la lección y siguen ahí, haciéndose de rogar… Tiraría al fuego muchos papeles que ya no quiero volver a mirar, cosas que jamás debí escribir… y algunos papeles en blanco para no escribirlas…

¿Si los dioses renacen en esta noche… yo también renaceré cada año? Odio ser consciente del paso del tiempo, pero me encanta esta noche. El la única que me hace mirar al cielo con ojos inocentes y ver más allá e lo que me muestran mis ojos, de mirar sin ver nada y a la vez todo. De pedirle un deseo a la luna y saber que algo nos une más que a cualquier otra persona.

Los fuegos empiezan a danzar en las calles, la gente inquieta empieza a ver con ilusión como todo empieza a fundirse, sus ojos están reflejando las llamas que tienen delante, el fuego abarca toda la figura, se apodera de ella, la absorbe, la hace suya y se preocupa por abrazarla para que no tenga miedo mientras desaparece…

Cenizas consumidas por el fuego, cenizas es lo único que queda, las cenizas que el fuego ha dejado de aquel amor consumido todos los años en la noche de San Juan. En la noche en que la vida y la muerte, el agua y el fuego conviven eternamente hasta que son desvelados y encontrados por la luz cómplice de un nuevo día.

1 comentario:

  1. Es muy bonito lo escrito quien diría que no. Ahí palabras de melancolía y son lo actos de tus pensamientos a los que te puedes desahogar a los que puedes escribir estas cosas y sentirte bien. La vida son instantes…

    A penas quien podría creer que yo nunca e ido a la noche de san Juan, bueno una vez con lo que era mi mejor amigo. Pero no hubo esa hoguera, no hubo recuerdos…

    A pesar de todo, a veces no es todo quemar recuerdo si no recordarlo en vano y el fuego lo hace con furia. Por lo que recordamos las cosas malas o cosas con poca suerte…
    Son muchas cosas… ¿Pero quien sabrá mas que yo, quien sabrá que no fueras tu?. Una naciente del día y una naciente de la noche, eres tu la que siente.

    Aun me pregunto cuando será la noche en la que este junto a el, junto al calor del fuego… Quizá algún día me invites a conocerlo.

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