-¿De qué te ríes ahora?
-Acabo de recordar lo molesto que te pusiste cuando dejé que
esa chica se acercara a Dog para que le salvara... Fue muy divertido.
-¿Y a qué viene eso ahora? Pensé que ya había quedado claro
que hiciste trampa.
-¡Oh! Todavía estás molesto. Vamos sólo fue un capricho, no
fue para tanto. Me pregunto cómo le irá
después del lío que él sólo montó…
-Claramente y gracias a ti, debe seguir vivo, ¿no?
Dios, de nuevo molesto, se levantó de aquel asiento y tras
decir aquello se fue de aquel parque en el que a él y a Muerte les gustaba
pararse de vez en cuando y jugar al ajedrez. Muerte siguió sus movimientos con
la mirada y lo observó mientras, sin rumbo fijo, se dirigía a algún lugar
reviviendo en sus recuerdos aquella conversación que le había recordado a su
compañero.
Muerte sonrió levente al observar como herido Dios seguía
alejándose sin pensar por un momento en dar marcha a atrás; él también se
levantó y lo siguió rápidamente hasta que entre los árboles lo lanzó hacia la
frondosidad y se quedó frente a él evitando que pudiera seguir avanzando.
-¿Qué haces?- le dijo aun molesto y esperando, serio y
calmado, una explicación a ese comportamiento.
-No puedes seguir enfadado por aquello siempre, fue
simplemente un gesto rebelde, que por cierto, le dio mucha más vivacidad y
diversión al asunto.
-Por tu parte quizá, él casi la mata.- cruzó sus brazos y a
pesar de estar molesto seguía hablando tranquilamente.
-Qué exageración, era normal después de lo que ella le dijo…
Creo que ya es hora de ir olvidando eso, no sabía que fueras tan rencoroso.-
Muerte inclinó un poco la cabeza y cerró los ojos como si no fue importante,
sin embargo hizo que Dios si se molestara más.
-Se acabó. No tengo por qué aguantar esto, sabes
perfectamente que eso no está en las normas, él debía morir, ¿qué hubiera
pasado si no hubiera parado hasta asfixiarla? Déjame marchar no voy a seguir
con esto.
Dios se encaminó frente a Muerte hasta que éste lo detuvo de
nuevo cuando pasó a su lado, lo miró a los ojos con una mirada totalmente
diferente, desafiándolo y con una media sonrisa en los labios que no le dio muy
buena espina al primero.
-¿Qué?- dijo de nuevo mientras observaba a su opresor con
aquel rostro.
-A veces me es difícil recordar lo fácil qué es que llegues
a este extremo, te queda muy sexy- dijo mientras caminaba para acercarse a él y
éste a su vez retrocedía nervioso imaginándose que estaba en un “pequeño”
aprieto.
-Estamos en un parque, Muerte contrólate, hay niños.
-De verdad crees que eso va a detenerme, no nos verá nadie.
No siempre y cuando no queramos…
Aquel árbol que le detuvo el paso a Dios mientras retrocedía
fue la oportunidad que Muerte aprovechó para pegarse a él y mirarlo a aquellos
ojos. Ciertamente nadie se había percatado de que estaban en el parque jugando
al ajedrez, nadie había oído ni una sola palabra de lo que dijeron, nadie sabía
que ellos, nadie sabía que Dios y Muerte estaban allí, tan cerca de tanta
gente.
Muerte lo acorraló apoyándose también en aquel árbol con el
ante brazo izquierdo mientras que su mano derecha palpaba la entrepierna de su
víctima. Dios bajó su mirada hasta aquella mano intrusa y, con desesperación y
torpeza necesitó mucha ayuda para quitar la mano que se aferraba con más fuerza
cuando él intentaba quitarla.
-Este tipo de comportamiento por tu parte me hace pensar que
te gustaría que fuera un poco más violento…
-Quita esa mano, no voy a perdonarte aquello por mucho que
hagas o intentes.- dijo intentando apartar aquella mano del botón del pantalón.
-Deberías disfrutar un poco de ti mismo…- le dijo
susurrándole al oído mientras metía su mano a través de su ropa para tocar
directamente su pene. –Conozco tus gustos no te pongas tan exquisito.
-Cállate.- decía dando por perdida la resistencia y mientras
sujetaba la mano derecha de Muerte su izquierda baja intercalándose entre la
mano quieta y relajada de Dios. Su cuerpo hacía tope con el tronco para sujetar
a su presa en medio, lo que a su vez hizo que la mano derecha de la presa se
aferrara a la cadera de Muerte.
Segundos después, Muerte pasó a besar el cuello de Dios a la
par que desnudarlo apoyándose en el árbol y dejando sus manos libres haciendo
fuerza con su propio cuerpo para que él no escapara; estaba preparando su
terreno. Fue entonces cuando se alejó un poco de él para contemplar su figura
desnuda mientras jadeaba apoyado en el tronco.
Cuando se dio cuenta de cómo Muerte lo miraba lo desafió con
un gesto provocador a la par que desafiante que terminó por encender el deseo
de Muerte, que avanzó hacia él y en el instante en el que Dios parpadeó Muerte
estaba mostrando aquel cuerpo desnudo rodeándolo con los brazos y
mordisqueándole la oreja.
-Disfrutas viéndome sufrir… ¿verdad?- le susurró Dios entre
jadeos
-¿Sufrir?- sonrió Muerte al escuchar eso. – No creo que esto
sea un castigo para ti.
-No puedes hacerme esto cada vez que te plazca-
-No veo quejas por tu parte.- Dios se dispuso a rebatir
aquello cuando Muerte cerró su boca con la suya, vio como Dios cerraba los ojos
dejándose llevar por aquel beso tan profundo, Muerte también deseó sentir
aquella lengua juguetona. De pronto sintió como los brazos de Dios se aferraban
fuertemente a su espalda y como una de ellas se entrelazaba con su cabello.
Miró de nuevo separándose lentamente de Dios y vio aquel rostro deseoso de más.
En ese momento Dios también miró a Muerte y lo acercó a él susurrándole que
quería más.
Decidió entonces que era momento de seducirlo hasta que no
pudiera resistirlo más, Muerte lamió el cuerpo de Dios pasando por el cuello,
el pecho y bajando hasta arrodillarse ante su miembro. Al instante comenzó a
succionar haciendo que su presa se inclinara y pusiera sus manos en su cabeza
mientras gemía incontrolado de placer. Muerte miraba de vez en cuando los
gestos que su acompañante le mostraba, estaba excitado, perdido en aquellas
sensaciones. Decidió subir de nuevo y
continuar masturbándole mientras besaba y lamía su torso y pecho; observó cómo
se apoyaba en el tronco del árbol respirando muy fuerte, excitado, nervioso y
sin soltar el cuerpo de su observador.
Ver a Dios así fue suficiente para que Muerte dejara de
tocarlo para pasar al siguiente paso. Dio rienda suelta a su deseo por aquel cuerpo que tenía frente a él,
Dios se abrazó a Muerte por el cuello y cuando Muerte cogió uno de sus muslos
simplemente levantó sus piernas, estaba ansioso, ambos los estaban, daba igual
las veces, daba igual cuantas veces le hiciera lo mismo no podía evitar caer de
nuevo en ese juego. Muerte sonreía mientras observaba los gestos y las muecas
que Dios hacía sin ser consciente, dejándose llevar por el placer carnal.
Llegó un momento en el que el deseo de Dios le hizo
aferrarse muy fuerte a uno de los brazos de Muerte y a su cabello mientras se
lanzaba a los labios del mismo para callar aquel orgasmo que explotaba en un
millón de sensaciones mientras Muerte seguía con aquellas embestidas para que
el placer de ambos fuera máximo con una intensidad aún mayor.
Dios se quedó abrazado a Muerte durante bastante tiempo
hasta que consiguió relajarse, después de eso simplemente se vistió y observó
de nuevo a Muerte mirándolo atentamente.
-No creas que he cambiado de idea con respecto a lo de
antes… pero tengo que reconocer que es cierto, fue una buena elección a fin de
cuentas.
-Sí, tal como te he dicho, ha sido muy divertido…
-¿Ha sido…?
Muerte comenzó a andar, ya vestido, alejándose de la
frondosidad de los árboles y volviendo al mundo normal, Dios le siguió
rápidamente y le preguntó a qué se refería con ello.
-A eso mismo…
-Estaba todo planeado… - dijo dándose cuenta de todo
-No, ¿cómo puedes pensar algo así de mí?
-Otra vez… Eso no cuela conmigo, lo tenías planeado…
Muerte paró en seco y se giró para ver como Dios llegaba a
su lado, lo cogió por la espalda y besó sus labios suavemente una última vez.
-Sí, así es…
No hay comentarios:
Publicar un comentario