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viernes, 26 de julio de 2013

No me olvides...



-¡Verg! ¿Qué mierda no entiendes de “eres mi hermano”?- gritaba Dante sangrando por el último golpe recibido de su hermano y rompiendo esas espadas de cristal que el mismo le había lanzado en un ataque defensivo que dio claramente en el blanco.

-Olvídalo de una vez Dante, no soy como vosotros, ¿no lo entiendes? Mírame, somos dos demonios; tú decidiste proteger a los humanos y yo necesito más poder, si no fuera por este aspecto que tienes dudaría de tu mitad demoniaca hermano…- Vergil estaba preparando otro ataque para Dante mientras le decía aquello, buscaba provocarlo y a su vez que lo abandonara.

-Verg… ¿En ese caso que hay de ti, de tu mitad humana?- Vergil paró de inmediato la energía acumulada para el ataque y pensó en las palabras que su hermano le había lanzado como el más poderoso de todos los ataques hasta el momento en sus peleas. Los recuerdos de Vergil dieron un rápido paseo por aquellos últimos días en Devil May Cry junto a su hermano y sus amigos…



Vergil había estado observando el comportamiento de su hermano con aquella chiquilla que se pasaba tanto por el Devil May Cry, Patty; también había conseguido tener la suficiente confianza con Lady como para que ella dejara de apuntarle cada vez que hablaba y había conseguido que aquella creación de Mundus dejara de observar cada uno de sus movimientos. En definitiva Vergil había conseguido encajar de alguna manera con aquellas personas que vivían con su hermano.

Pero sentía que seguía siendo muy diferente a ellos. A pesar de todo él no podía olvidar su pasado. Por ello decidió hablar con Trish y preguntarle cómo lo había conseguido. Cómo podía estar tan tranquila al lado de Dante después de lo que había pasado en Mallet.

-Dante nos perdonó, a ambos. Él me salvó la vida varias veces no encuentro otro motivo mejor que ayudarlo y estar a su lado si necesita ayuda. Puede ser estúpido y egocéntrico, pero sabes que no puede guardarte rencor por lo que pasó. Y más a ti que eres su hermano. No pienses tanto en eso, lo más seguro es que él ni siquiera se lo replanteé.

Una noche que Vergil salió sólo simplemente para caminar y aclarar sus ideas, empezó a ir tras una presencia demoniaca que había aparecido sin más. Cuando llegó al lugar vio aquella entrada al Infierno, no lo dudó y entró para eliminar lo que fuera que intentase salir de allí. Pero no se encontró absolutamente nada más que a él mismo.

-Doppelganger… ¿Así que… ahora vienes para torturarme a mí…?- Vergil sonreía ante su más temido enemigo, él mismo.

-Soy algo más que tu doppelanger, ¿de verdad crees que eres feliz reunido alrededor de esos humanos tan simples? Yo creía que querías ser tan o más fuerte que tu padre, el gran Sparda. ¿Qué pasó con eso Vergil?- hubo un silencio- ¿Dante te quitó esas ideas de la cabeza?

-¿Qué quieres?

-Oh, sí, claro… Creo que es bastante lógico lo que quiero. Después de que Mundus desapareciera ¿quién crees que gobierna el Infierno?

-No me interesa demasiado.

-No hay nadie en ese puesto. Muchos demonios intentan conseguirlo pero acaban matándose unos a otros, ¿Qué qué quiero? Únete a mí Vergil, vuelve al Infierno conmigo y conseguiremos el verdadero poder, no has olvidado lo que se siente teniendo el poder, ¿verdad?

-¿Y qué ganas tú con ello?

-¿Por quién me tomas?- Desenfundó su katana y la enfiló ante Vergil -¿Con quién te crees que estás hablando?- aferró la espada y lentamente la deslizó haciendo que su palma empezara a sangrar. En ese momento Vergil desvió su mirada ante ese hilo que resbalaba desde su palma izquierda; la misma herida en el mismo lugar.-Piénsalo, Vergil…

Apareció de nuevo en la misma calle en la que había aparecido esa puerta que había sido cerrada, su mano estaba de nuevo curada y volvió al Devil May Cry. Quién sería esa imagen de sí mismo y saber qué estaba tramando le distrajo todo el camino hasta que llegó y cerró la puerta tras de sí, en ese instante Dante alzó la mirada y encontró a aquel que había estado esperando.

-Llegas tarde, ¿ha pasado algo?

-Nada, la verdad es que no ha pasado nada. La ciudad está demasiado tranquila últimamente.- contestó Vergil a su hermano acercándose al ropero y dejando su gabardina azul.

-¿Seguro que estás bien? Trish me ha dicho que últimamente estabas algo raro y para ser sinceros…

-Estoy bien, Dante; no te preocupes.

-Claro que me preocupo, la mitad del Infierno está tras nosotros y la otra mitad ya nos ha atacado… Me prometiste no volver a desaparecer.- Vergil lo miró impactado y después de unos segundos desvió la mirada.

-No voy a desaparecer, vayámonos a dormir, estoy cansado.- le dijo encaminándose a las escaleras para subir al piso de arriba.

-Vergil, no me importa lo que haya pasado, eres mi familia, el único que queda en mi familia con vida. Sé que no estás acostumbrado a esto pero, haz un esfuerzo… Es mejor que vagar por el Infierno teniendo que pelear con demonios todos los días.- Vergil sonrió y se encaminó hacia su hermano, le pasó un brazo por el cuello y dejando la mano sobre la cabeza lo guió hasta la habitación.

-Pensar no es lo tuyo y por eso se te ha chamuscado la cabeza y estás diciendo cosas innecesarias…

Pero mientras que Dante seguía con esa sensación de que algo iba a pasar, Vergil se replanteaba verdaderamente lo que ese doppelganger parlanchín le había propuesto. Y no sólo eso, cada vez que Vergil tenía un momento para sí mismo esa presencia se lo llevaba al Infierno y volvía a preguntarle si ya había decidido lo que iba a hacer, hasta que un buen día el doppelganger le sonrió a Vergil al escuchar su respuesta afirmativa.

Dos días después Dante salió desesperado del Devil May Cry esperando a su hermano que no parecía tener intenciones de volver. Fue a varias calles del local dónde Vergil se dejó ver por su hermano y esperó hasta que éste empezó a seguirle pidiendo una explicación. En el instante en el que Dante alargó su brazo para poder detener a Vergil se vio que estaba dentro del Infierno, había conseguido coger a su hermano por su brazo izquierdo y al girarlo no encontró más que a aquel doppelganger sonriendo.

-¿Qué…?

Dante apenas si pudo esquivar esa serie de bolas de energía que Vergil le había lanzado a su espalda con la espada. Se puso de nuevo en pie y miró a Vergil sorprendido que se preparaba para otro ataque. Dante comenzó a correr rodeando a su hermano para después atacar con rebellion evitando que volviera a atacar de nuevo.

-¿En qué demonios estás pensando?- le dijo Dante sin ocultar su enfado.

-Pienso que es una verdadera estupidez desperdiciar el poder que tengo matando demonios que realmente no me interesan. No entiendo cómo puedes vivir así.

-¿Qué estás diciendo?- preguntó Dante cambiando su cara radicalmente, no podía creérselo. Lanzó una mirada a la otra presencia que se había volatilizado y rápidamente volvió a mirar a su hermano que había ganado un poco de espacio para lanzar un nuevo ataque mostrando aquellas espadas de hielo a su alrededor. Dante no pudo controlarse y cuando vio aquello se lanzó hacia su hermano envuelto en ira, una ira que inconscientemente le hizo cambiar de aspecto hasta convertirse en demonio.

-Así que vamos en serio…- dijo Vergil poniéndose en pie con ayuda de yamato por la tremenda embestida que su hermano le había proporcionado junto a rebellion

Así ambos empezaron un sinfín de ataques a cual más potente para conseguir alcanzar su objetivo. En uno de los intentos Dante perdió de vista por un segundo a su hermano que se le colocó detrás para atacarle con una ráfaga de ese ataque de energía y después le alcanzó atravesando el cuerpo de Dante con aquella espada de ese azul tan intenso lanzada a distancia.

-¡Verg! ¿Qué mierda no entiendes de “eres mi hermano”?- gritaba Dante sangrando por el último golpe recibido de su hermano y rompiendo esas espadas de cristal que el mismo le había lanzado en un ataque defensivo que dio claramente en el blanco.

-Olvídalo de una vez Dante, no soy como vosotros, ¿no lo entiendes? Mírame, somos dos demonios; tú decidiste proteger a los humanos y yo necesito más poder, si no fuera por este aspecto que tienes dudaría de tu mitad demoniaca hermano…- Vergil estaba preparando otro ataque para Dante mientras le decía aquello, buscaba provocarlo y a su vez que lo abandonara.

-Verg… ¿En ese caso que hay de ti, de tu mitad humana?- Vergil paró de inmediato la energía acumulada para el ataque y pensó en las palabras que su hermano le había lanzado como el más poderoso de todos los ataques hasta el momento en sus peleas. Los recuerdos de Vergil dieron un rápido paseo por aquellos últimos días en Devil May Cry junto a su hermano y sus amigos…

-Yo no encajo en ese mundo, Dante; yo soy un demonio. Serví a Mundus en Mallet y disfruté con cada ataque que acerté aun sin ser consciente, y de verdad te necesitaba para conseguir ese poder que nuestro padre tanto se esforzó por encerrar en el Temen-Ni-Gru. Anhelo el poder, y eso no lo puedes cambiar.

Dante estaba paralizado ante las palabras que estaba escuchando, se regocijaba en cada palabra, en cada sílaba que mencionaba. Se sintió totalmente derrotado y con todo aquello volvió a presentar su forma humana cayendo de rodillas mientras la sangre formaba un charco a sus pies.

-¿Y qué hay de nosotros? Todo lo que ha pasado, todo lo que hemos hecho…- Vergil se le acercó entonces a su hermano volviendo a su forma humana también, y cogiendo su rostro con una mano levantó su mirada dejando a la luz esas lágrimas que Dante dejaba caer al suelo mezclándose con su sangre.

-Eso es algo que no puedo cambiar, que somos hermanos.- Vergil se acercó al rostro de su hermano y le regaló aquel beso que sorprendió a Dante y detuvo aquellas lágrimas por un instante. Vergil bajó su mano y aferrando fuertemente el cuello de su hermano le hizo levantarse violentamente y mientras seguía besándolo su mano derecha quitaba el broche de los pantalones de Dante.

Dante entendió al instante que aquella sería su última vez. La fuerza que su hermano ejercía sobre su cuello había disminuido y estaba más atento del miembro de Dante que de lo que estuviera pasando a su alrededor, con las mismas Dante abrazó a Vergil y le quitó aquella gabardina. La desesperación de ambos fue tanta que en pocos segundos los gemelos luchaban por gobernar al otro. Vergil consiguió el liderazgo atando las manos de Dante al suelo con la Force Edge, Dante quejándose por el dolor miró a su hermano con odio y Vergil le devolvió aquella mirada con una sonrisa.

-No voy a tener a menor piedad, Dante.

-… No la tengas…

Vergil sonrió victorioso y rápidamente penetró a su hermano haciéndose hueco en su cuerpo. Dante se abalanzó hacia la boca de su hermano que buscaba aliviar aquel placer con el jugueteo de sus lenguas, y siguiendo con las embestidas de Vergil aquello no le pareció suficiente y empezó a morder los labios de su hermano hasta que la sangre recorría su propia garganta. Aquella espada no fue suficiente para retener a Dante, Vergil era consciente de ello y lo liberó apoyando entonces las manos en el suelo cogiendo así más fuerza para la siguiente embestida que hizo gemir en voz alta a su gemelo menor. Dante, al sentir la libertad que se le había concedido, se aferró a la espalda de su hermano, arañó y mordió la espalda y el pecho de su hermano hasta que en una mezcla de dolor y pasión Vergil miró a Dante a los ojos y aceleró las embestidas. De pronto Dante consiguió dar la vuelta dejando a su hermano debajo de él; respiraba muy fuerte, ambos lo hacían.

-Dame un respiro, me estoy desangrando…

-¿Sólo tú? ¿Qué demonios es entonces todo esto?- le dijo con un rápido gesto señalando su pecho

-No habrá una próxima vez, ¿verdad? Esta vez no volverás…

-Esa es mi intención…- Dante bajó su mirada e hizo un ruido con el que Vergil asumió que su hermano no estaba conforme con aquella situación.- Lo intenté, Dante… de verás que lo intenté.

-Entonces, haz que sea lo más doloroso y vergonzoso posible, no quiero olvidar esto…

Vergil se apoyó con la mano izquierda en el suelo quedando sentado teniendo aun a su hermano encima, empezó a masturbarlo suavemente haciendo que se rindiera ante tal sensación y mostrara un rostro realmente triste y corrompido por el placer. Y con ello el cuerpo de Dante que pedía más y más se movió sobre la pelvis de su hermano provocando al mayor.

Cuando Dante se fijó en el rostro de su hermano mayor forzado a abrir los ojos por un extraño sonido que había oído proveniente de Vergil se dio cuenta que incluso él estaba llorando, que su frío hermano mayor estaba llorando… Y aunque su razón le pedía que parase y hermano entre lágrimas y débiles sollozos le pedía más y más. Dante, totalmente inclinado y abrazado a su hermano, besándolo y entrelazando aquellas lágrimas Vergil mostró una dulce sonrisa antes de llegar a aquel orgasmo que los consumió por completo a ambos.

-Buenas noches, Dante.

Fue lo último que Dante pudo oír antes de reaparecer de nuevo en aquella calle y sin rastro de su hermano o de ningún portal al mundo de los demonios. Dante estaba de pie vestido, como si nada de aquello hubiera pasado, pero se sentía cansado y aun tenía sangre en sus manos y en sus labios. No pudo dormir aquella noche.

-¿Dónde está Vergil?- preguntó Patty haciendo de Dante abriera los ojos de pronto y ocultando su cara bajo aquella revista que se había colocado para dormir la niña no vio aquellas lágrimas.

-Cómo voy a saberlo, tiene por costumbre desaparecer…

-¿Ha pasado algo?- preguntó Trish que había entrado junto con la pequeña

-Esta vez no va a volver…

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